Cicatrices, cristales y lágrimas

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Gloria Fuertes, en uno de sus versos, decía que llevaba seis semanas mirando el mar y que su habitación parecía un barco que navegaba sin rumbo, «sin nadie».
¿Cuántas semanas llevo mirando el mar? Puede que ocho, nadando en él, saboreando su espuma y mi habitación, en medio del corazón de este pueblo, parece una cárcel.
Glorias Fuertes también decía que nos imponen barrotes que no nos dejan entrar dentro y que muchas veces, la cárcel somos nosotras mismas. Como ella, me encierro en la habitación de mi cuerpo y nadie sabe cómo ni cuándo me pierdo entre mi ajustado vocabulario.
Hacerse mayor es frustrante porque cada vez es más arduo sujetar la felicidad. Estar triste pierde su aura mágica y bohemia. Lamerse las heridas, primitivamente, también deja sus cicatrices.
Cuando estoy triste en mi pueblo siempre me pregunto que me gustaría desvanecer. ¿Es este lugar un refugio? ¿Una casa? ¿Un lugar de inspiración?
¿Qué querrá de mí? ¿Qué quiero yo de él?
Cuando estoy triste en el pueblo, el sentimiento pesa el doble porque no hay lugar dónde desvanecer, pienso ahora. Gloria Fuertes me susurra que lo que escribo es más triste que una playa sin niños. Y ya lo sé, ya…
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Descripción

PRODUCTO EN PREVENTA. ENVÍOS A PARTIR DEL 27/5

Autor:  Tania Hirte

Año: 2021

Editorial: Postdata Ediciones

Sinopsis:

Gloria Fuertes, en uno de sus versos, decía que llevaba seis semanas mirando el mar y que su habitación parecía un barco que navegaba sin rumbo, «sin nadie».
¿Cuántas semanas llevo mirando el mar? Puede que ocho, nadando en él, saboreando su espuma y mi habitación, en medio del corazón de este pueblo, parece una cárcel.
Glorias Fuertes también decía que nos imponen barrotes que no nos dejan entrar dentro y que muchas veces, la cárcel somos nosotras mismas. Como ella, me encierro en la habitación de mi cuerpo y nadie sabe cómo ni cuándo me pierdo entre mi ajustado vocabulario.
Hacerse mayor es frustrante porque cada vez es más arduo sujetar la felicidad. Estar triste pierde su aura mágica y bohemia. Lamerse las heridas, primitivamente, también deja sus cicatrices.
Cuando estoy triste en mi pueblo siempre me pregunto que me gustaría desvanecer. ¿Es este lugar un refugio? ¿Una casa? ¿Un lugar de inspiración?
¿Qué querrá de mí? ¿Qué quiero yo de él?
Cuando estoy triste en el pueblo, el sentimiento pesa el doble porque no hay lugar dónde desvanecer, pienso ahora. Gloria Fuertes me susurra que lo que escribo es más triste que una playa sin niños. Y ya lo sé, ya…

1 valoración en Cicatrices, cristales y lágrimas

  1. Esteban Garó

    Cuando llegó el poemario Cicatrices, cristales y lágrimas a mis manos, fue un acto mágico, me atravesaron esos versos que denotaban sinceridad, dolor, desepeción, vida… sobre todo VIDA. Muy agradecido de la calidad de la edición y de esta voz con carácter y que logra entregar un estilo que sin dudo se debe leer.

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